Escrito por Carmen Sanjuán Pertusa
Seleccionado por Mª
Teresa Tomás Rodrigo
En la vida cotidiana, muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
Para poder
desenvolvernos con éxito en la sociedad actual no es suficiente con un elevado
cociente intelectual, el éxito en la vida ya no depende exclusivamente de los
conocimientos intelectuales. Es necesario tener otras habilidades que también
se pueden aprender.
La inteligencia emocional recoge todos aquellos
contenidos pertenecientes al mundo de las emociones y de los sentimientos,
distintos a los cognoscitivos, que permiten al ser humano desarrollarse como
persona e integrarse satisfactoriamente en la sociedad en que vivimos.
Pero, ¿cuáles serían las características de una persona
emocionalmente inteligente? :
1. Actitud positiva: resalta los
puntos positivos sobre los negativos; da más importancia a los aciertos que a
los fallos, tienen más valor las aptitudes positivas que las carencias, es más
importante el trabajo realizado que el resultado obtenido.
2. Es capaz de reconocer sus propias emociones
y sentimientos.
3. Puede verbalizar sus emociones y
sentimientos. Tanto los considerados positivos como los considerados
negativos necesitan ser encauzados y dirigidos de alguna forma para poder
expresarlos. La persona emocionalmente inteligente reconoce el medio más
adecuado y el momento propicio.
4. Sabe manejar sus sentimientos y emociones:
es capaz de lograr el equilibrio entre la exteriorización de las emociones y el
dominio de las mismas. Sabe ser paciente y puede aceptar la frustración, siendo
capaz de retrasar las recompensas.
5. Es empática: puede ponerse sin
dificultad en la piel del otro, percibe las emociones y sentimientos de los
demás aunque no estén expresadas verbalmente sino mediante una comunicación no
verbal.
6. Tiene la capacidad de adoptar las decisiones
correctas: la forma en que se lleva a cabo la toma de decisiones
conjuga aspectos tanto emocionales como racionales. Los aspectos emocionales
dificultan en muchas ocasiones el poder tomar la decisión idónea. Es
fundamental ser consciente de los aspectos emocionales presentes en cada toma
de decisiones, para que éstas sean las adecuadas.
7. Está motivada, ilusionada y tiene interés
por todo aquello que hace: todo lo contrario a la apatía, a la
indiferencia, al tedio y a la desidia. Se motiva e ilusiona cuando tiene
delante un buen proyecto y es capaz de interesarse y preocuparse por todo
aquello que le rodea.
8. Adecuado nivel de autoestima: sentimientos
positivos hacia sí misma y seguridad en su capacidad para afrontar los nuevos
desafíos que le proponga el destino.
9. Sabe dar y recibir.
10. Presenta unos valores positivos que dan
sentido a su vida.
11. Puede afrontar con seguridad y es capaz de
vencer a las adversidades y frustraciones con que se encuentre en su
camino aunque hayan sido negativas.
12. Tiene la capacidad de complementar polos
opuestos: lo cognitivo y lo emocional, la soledad y la compañía, la
tolerancia y la exigencia, los derechos y los deberes.
Tal y como decía al principio, estas
habilidades se pueden entrenar, ejercitar y mejorar, pero la inteligencia
emocional no mejora de la noche a la mañana. Desarrollar nuestra inteligencia
emocional es, de hecho, un viaje que dura toda la vida.
"Hay algo muy curioso
que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para
impacientes. Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla
constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En
realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal
punto que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas
estériles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis
semanas, la planta de bambú crece ... ¡más de treinta metros!
- ¿Tarda sólo seis semanas
en crecer?
- ¡No! La verdad es que se
toma siete años para crecer y seis semanas para desarrollarse. Durante los
primeros siete años de aparente inactividad, este bambú genera un complejo
sistema de raíces que le permiten sostener el crecimiento que vendrá después.
En la vida cotidiana,
muchas personas tratan de encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados,
sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y
que éste requiere tiempo. Quizá por la misma impaciencia, muchos de aquellos
que aspiran a resultados a corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya
estaban a punto de conquistar la meta. Es tarea difícil convencer al impaciente
de que sólo llegan al éxito aquellos que luchan en forma perseverante y saben
esperar el momento adecuado." Cuento
zen
Ninguna herramienta surte efecto por obra de la magia o
la casualidad, sino que requiere de voluntad para ser utilizada, integrada, y
finalmente servir de manera práctica y real en el día a día.
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