7 FRASES QUE DEBERÍAMOS DECIR A NUESTROS ALUMNOS CADA DÍA
Autora: Rocío López Valdepeñas Revista 3.0 es maestra especialista en
innovación educativa y emprendimiento.
Hay frases que nos llenan el corazón y el alma, que
nos invitan a crecer y a confiar en nosotros mismos. Hay palabras que alimentan
nuestra autoestima, que nos regalan paz y felicidad; y todavía más si vienen
dichas de la boca de nuestro profesor.
En este
artículo quiero reclamar ese lenguaje que, por obvio, a veces no le damos el
valor que tiene. ¿Os apuntáis?
“Sé que sabrás hacerlo”
Algunas palabras tienen el poder de reconfortar y
hacernos sentir capaces de cualquier cosa. Fortalecen nuestra confianza y nos
animan a emprender proyectos nuevos. Este tipo de expresiones son
importantísimas durante la infancia y la adolescencia, que es el momento en que
se está forjando la personalidad. Necesitaréis haceros con un buen repertorio
para la escuela: “Creo en ti”, “no dudo
que lo conseguirás”, “lo vas a lograr”.
“¿Por qué no pruebas?”
Cuando hablamos desde el corazón y animamos a nuestros
estudiantes a arriesgar, les llenamos de energía. Con nuestra actitud positiva
y cercana; les recordamos que confiamos en ellos y, sobre todo, que tiene la capacidad
para creer y crecer. Las experiencias que vivimos nos hacen ser la persona que
somos y es así como se forja nuestra identidad.
Tomad nota de las siguientes expresiones, os serán
útiles para retar a vuestros estudiantes: “¿Te atreves a probar?”, “¿y si lo
intentamos juntos?”, “¿te animas a hacerlo?”
“Me encanta cómo eres,
me encanta cómo haces esto”
Una parte importante en la construcción de la
autoestima es la interacción con otras personas. Con el inicio de la escuela
infantil, nuestros pequeños alumnos empiezan a relacionarse con otros niños de
su edad y es bonito (y necesario) recordarles que cada uno de ellos es único y
especial. ¡En la diferencia está el
valor!
“¿Y si tratas de verlo
de otra forma?”
Tendemos a ofuscarnos en nuestros propios pensamientos
y nos resulta entonces difícil ver las cosas desde otro punto de vista. De tal
manera que es genial disponer de alguien que nos empuje a pensar de distinta
forma y que abra nuestra mente, ¿no os parece?
Creo que esta es una buena frase (en todas sus
variantes) para que los alumnos se pongan en el lugar de otra persona y así
conducirlos hacia un pensamiento más positivo y empático: “¿Crees que tu compañero Marcos pensaría igual?”, “¿mañana volverías a
pensar lo mismo?”
“¡Cuánto te has
esforzado!”
Todos necesitamos sentir que nuestros esfuerzos son
reconocidos y no solo los logros que alcanzamos. Así es como la motivación
recae en el camino y no únicamente en la meta final. Por eso, cuando destacamos
con palabras bonitas la dedicación que nuestros alumnos han puesto en una
tarea, fortalecemos esos comportamientos y actitudes positivas.
¿Queréis saber algunas expresiones que podéis emplear?
“Te implicaste mucho en el trabajo de
grupo”, “has trabajado duro en ello”, “puedes estar orgulloso, ¡cómo te has
esforzado!”, etcétera.
“Sé que te sientes…”
Los niños necesitan aprender vocabulario emocional
para entender lo que están sintiendo y poner voz a sus emociones. Solo así
logran identificar sus sentimientos y compartirlos con nosotros. Desde la
escuela, podemos acompañar esas emociones, es decir, podemos pronunciar en voz
alta cómo creemos que se sienten para ayudarles: “Veo que estás muy feliz”, “veo que eso no te ha gustado”, “me parece
que estás enfadado.”
“Me importa tu
opinión, ¿qué piensas sobre esto?”
Cuando damos valor a las opiniones de nuestros
estudiantes, estos se sienten reconfortados y satisfechos. Advierte en
que sus pensamientos son importantes y que cada uno de nosotros tiene su propia
forma de pensar. Esto se traduce en unos beneficios inmediatos en la
convivencia en las aulas: nuestros alumnos se muestran más receptivos y
tolerantes y receptivos, y se promueve el diálogo entre ellos.
Os animo a repetir a menudo las frases que os he
compartido. Aunque simples, dichas de forma consciente y en el momento
adecuado; consiguen generar actitudes muy positivas en nuestras
aulas y sacan a relucir lo mejor que tenemos las personas, esas cualidades
humanas únicas que nos hacen especiales.
SELECCIÓN DEL ARTÍCULO: Mª TERESA TOMÁS
RODRIGO
Considero muy interesante este artículo
porque muchos docentes comprobamos día a día que cuando los alumnos perciben
que los comprendemos, que reconocemos su trabajo y esfuerzo y además se sienten
motivados a asistir al colegio, su desarrollo socio-afectivo-emocional es más
positivo y éste interviene favorablemente en su aprendizaje.
En familia, también es saludable esta
forma de interactuar con los hijos cuando dialogamos con ellos. El resultado es
una mayor sintonía generacional y el aporte de confianza y seguridad a los niños.
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